INTERCULTURALIDAD COMO CATEGORÍAS CULTURALES
Introducción
La cultura se construye
compartiendo significados, que son los que dan sentido a nuestra visión del mundo
y nos hacen tener unos u otros comportamiento. Por tanto, la cultura nunca está
acabada porque constantemente estamos compartiendo significados como resultado
de nuevas perspectivas del mundo cambiante que nos rodea. La cultura es, pues,
un constructo en permanente cambio. Y, en este sentido, parece obvio deducir
que todos construimos nuestra propia cultura e identidad mediante el encuentro
con los demás. Por tanto, las diferencias culturales no serian un hecho
extraordinario, sino algo tremendamente normal, y aquí puede estar la base de
la educación intercultural. A partir de ahí la educación debe trabajar para proporcionar
en el encuentro intercultural. Si algo tan normal no se entiende con normalidad
es porque estamos hablando a partir de presupuestos ideológicos que siempre nos
acompañan, y que es, a veces, el componente más determinante de la cultura que compartimos,
al menos en lo que se refiere a la evaluación de lo diferente.
Vivimos la cultura como guía de
la experiencia, como vehículo que nos permite ir abriéndonos camino en las
diferentes situaciones sociales, al proporcionarnos el sentido y la dirección de
estas. Igualmente, la cultura nos pone límites a los que podemos y no podemos hacer,
y lo mismo nos vale para adaptarnos y transformar los espacios naturales y
convertirlos en lugares de convivencia. Todo ello puede conseguirlo el ser humano
desde sus referentes axiológicos y culturales. Es decir, vivimos y respondemos
a la vida culturalmente, pero lo hacemos compartiéndolo con otros, y esta es la
clave de la cuestión: construimos nuestros espacios físicos y normativos compartiéndolos
con los demás. (Alfonso García Martínez, 2007, pp. 22-23)
Desarrollo
La complejidad es algo sustancial
a la persona y a la sociedad, es por eso que se entiende que las culturas son fenómenos
culturales y pluriformes que se producen como procesos continuados de creación y
recreación colectiva.
En este sentido, Alain Touranie
(1997, p270) indica: convivir y trabajar de manera conjunta, al tiempo que
mantengamos nuestras identidades y diferencias culturales es la clave de un
sociedad intercultural, y es base para la construcción de la democracia, pero
esta opción puede estar en peligro por los vicios culturales negativos.
Por otra parte, el ser humano se
enfrentan a las situaciones socio-naturales desde tres ópticas o dimensiones:
cognotiva, afectiva y moral-ética. Desde estas tres dimensiones puede
explicarse el comportamiento humano. Entonces, si esto es así, parece lógico que,
si queremos establecer alguna planilla – guía para intentar estudiar culturas
diferentes, debemos tener muy en cuenta estas dimensiones, que se traducirán en
ámbitos concretos.
Conclusiones
Hoy en día es muy importante tener claro
el concepto de interculturalidad, ya que es una realidad que nos toca vivir en
la sociedad actual. Por ello es muy importante inculcar valores y conocimientos
sobre este tema a los niños principalmente en busca de un impacto en la nueva generación,
para que respeten y valoren a la gente con la que conviven, apreciando las
costumbres que difieren con las suyas propias.
Con este documento científico se pretende
que los lectores conozcan las características más significativas de varias
culturas, para que tengan los conocimientos suficientes que les permitan
apreciar y valorar esas diferencias existentes entre las diversas culturas.
Además, también se fomentará el
compañerismo y la colaboración en grupo, valorando las opiniones de los demás a
través del trabajo en equipo.
Bibliografía
Aranda, P. (2013). Grupo de
Aprendizaje Cooperativo como revitalización del ayllu andino. Interculturalidad y educación superior.
Desafíos de la diversidad para un cambio educativo. Buenos Aires,
Argentina: Editorial Biblos.
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